«¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance. (Isaías 40:28)
Dios tiene todo poder. O como está expresado aquí, nuestro Dios no conoce ninguna limitación. No se cansa, no se impacienta, jamás llega al momento en que no sabe que hacer. Así es el Dios eterno que creó los confines de la tierra. Nosotros, en cambio, somos lo opuesto. Rápidamente desfallecemos y nos fatigamos con cansancio. No solamente tenemos fuerzas limitadas, sino también estamos limitados en nuestro entendimiento. Pero ahora viene lo bueno en el versículo siguiente: «Él da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas.» Podemos ir a Dios en nuestro cansancio y frustración y debilidad porque Él da fuerzas. La salvación es reconocer nuestro pecado ante Él y en fe pedir la fuerte salvación de Cristo. Y el proceso de la santificación sigue igualmente. Tropezamos en nuestro andar pero pedimos perdón y pedimos que el Espíritu siga obrando su fruto en nosotros. Y un día cara a cara en su presencia, el Dios eterno usará esta misma fuerza sin límites para transformarnos completamente a la imagen de nuestro Salvador.
Sigamos buscando la fuerza de Aquel que no desfallece ni se fatiga con cansancio. Jamás seremos defraudados por la fuerza que Él da. (David Bell)