«Acuérdate de engrandecer su obra, La cual contemplan los hombres.» (Job 36:24)
Eliú era mucho más joven que Job y sus tres amigos, pero cuando Eliú vio que los amigos de Job sólo buscaban condenar a Job y que Job, en su esfuerzo de defender su propia inocencia, termina acusando implícitamente a Dios de ser injusto, intervino con una defensa del carácter de Dios. A lo largo de su discurso en los capítulos 32 al 35, Eliú defiende la soberanía y la justicia de Dios y presenta a Dios como el Todopoderoso. Cuando llega a este capítulo, Eliú presenta un consejo buenísimo. Especialmente en los momentos de dificultad y adversidad, debemos acordarnos de engrandecer o alabar a Dios. Es precisamente lo que había hecho Job al principio del libro. No obstante, poco a poco, conforme se alargaba la prueba, la alabanza había desaparecido de la boca de Job. Eliú anima al anciano a volver a tomar la alabanza. Ahora bien, el consejo de Eliú no es nada fácil. Si no hacemos un esfuerzo, se nos olvidará por completo alabar a Dios. Aquí es donde encontramos la encrucijada entre la alabanza y la fe. Confiamos en Dios y en su bondad y por lo tanto podemos cantar himnos de alabanza, aunque no sepamos completamente cómo Dios obrará en nuestra situación.
Empieza tu día alabando a Dios por fe, especialmente pensando en lo que Él está haciendo y lo que hará en ti por medio de las situaciones difíciles. (David Bell)