«Cantaré a Jehová, Porque me ha hecho bien.» (Salmo 13:6)
Nos es fácil leer esta frase y pensar que proviene de uno que goza de una vida perfecta. Claro está cuando todo va bien en la vida, es fácil cantar a Jehová. Y por supuesto, no hay nada malo en eso. Pero cuando miramos el resto de este salmo, es sorprendente notar que la situación es realmente lo opuesto. El salmo empieza diciendo: «¿Hasta cuándo, Jehová? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí?» (13:1). El salmista está siendo perseguido y se siente como si Dios le hubiera abandonado. Pero a través del salmo, su queja se convierte en alabanza por fe. El salmo termina con esta declaración victoriosa: Dios me ha hecho bien; literalmente dice, Dios me ha recompensado abundantemente. Podemos suponer que su situación no había cambiado de repente entre los versículos 5 y 6. Lo que sí había cambiado era su perspectiva. En vez de quejarse por lo malo, alaba a Dios por lo bueno que Dios puede hacer incluso por medio de las situaciones difíciles que permite en nuestras vidas. Hay momentos en que nos cuesta alabar a Dios porque no entendemos por qué Dios permite dificultades en nuestra vida. Pero hacemos bien en vestirnos de la coraza de la fe y alabar a Dios por el bien que ha hecho en el pasado y también por la forma que usará nuestra situación presente para nuestro bien y su gloria.
Empecemos este día en alabanza a Dios por el bien que nos ha hecho, que está haciendo y que hará. (David Bell)