«Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual,» (Colosenses 1:9)
La oración de Pablo por los seguidores de Cristo en Colosa giraba en torno de un solo concepto: la voluntad de Dios. Vemos eso mismo en el capítulo 4: «siempre rogando encarecidamente por vosotros en sus oraciones, para que estéis firmes, perfectos y completos en todo lo que Dios quiere», o sea, lo que es su voluntad (4:12) Pablo aquí menciona conocimiento, sabiduría e inteligencia, lo cual indica que seguir la voluntad de Dios no es una obediencia ciega en que dejamos de pensar sino un esfuerzo para que tengamos nuestra mente renovada por Cristo y entregada a Él. Es lo que en el capítulo 3 Pablo llama poner «la mira en las cosas de arriba» (3:1-2). Pero ¿qué es la voluntad de Dios? Para Pablo la voluntad de Dios se expresa en una frase en el versículo siguiente: andar como es digno de Él. La voluntad de Dios para ti y para mi hoy es exactamente igual. Dios quiere que renovemos y entreguemos nuestros pensamientos y luego que actuemos de manera coherente, como Dios merece, para que nuestras vidas den testimonio al mundo de quién es nuestro Dios.
Hoy en todo lo que pensamos y hacemos, recuerda este pensamiento: ¿es lo que estoy pensando y haciendo ahora mismo digno de Cristo? (David Bell)