«Los mandamientos de Jehová son rectos, que alegran el corazón; El precepto de Jehová es puro, que alumbra los ojos.» (Salmo 19:8)
El salmo 19 nos enseña que tal como la creación y la palabra de Dios alaban al Creador al cumplir sus prósitos, el ser humano también ha de alabarle. En medio del salmo encontramos una lista de los atributos de la palabra de Dios junto con el propósito: puesto que es perfecta, fiel, recta, pura, limpia y verdadera, puede transformar vidas. Me encanta la última frase del versículo 8: el precepto o mandamiento de Dios es puro y por lo tanto “alumbra los ojos”. Cómo encontramos en el salmo 119, la palabra de Dios es una “lámpara para mis pies” (105). Dios nos ha dado su Palabra para alumbrar nuestros ojos para que no andemos a tientas por este mundo. Nuestro gran problema es que, como los fariseos en los días de Jesús, pensamos que realmente no estamos ciegos (Juan 9:40). En nuestro orgullo opinamos que ya vemos bien y por lo tanto no nos es tan necesaria la Palabra. Pero la verdad dista mucho de nuestra percepción. Tropezamos y caemos porque realmente somos ciegos espiritualmente. Por eso es tan vital que saturemos nuestra mente con los pensamientos de Dios. Sólo por la palabra pura tendremos luz para comprender lo que es puro y agradable a Dios.
Demos prioridad hoy a la importancia de pasar tiempo leyendo y meditando en la Palabra hoy y todos los días para que por medio de ella Dios alumbre nuestro ojos. (David Bell)