Listen

Description

«Y Faraón respondió: ¿Quién es Jehová, para que yo oiga su voz y deje ir a Israel? Yo no conozco a Jehová, ni tampoco dejaré ir a Israel.» (Éxodo 5:2)

El orgullo de Faraón es impresionante. Desprecia a Jehová delante de Moisés, preguntado sobre quién es y presumiendo de no conocer a este Dios. Pero el orgullo de Faraón es para su propia vergüenza. En vez de jactarse de no conocer a este Dios, tendría que haber buscado llegar a conocer a Dios, de escuchar su voz y de hacer su voluntad. El profeta Jeremías siglos más tarde escribió: “Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová” (Jeremías 9:24). En su orgullo, Faraón se jactó de no conocer a Dios, pero lo único que tiene valor en este mundo es poder llegar a conocer a Dios, porque conocer a Dios es experimentar su misericordia, juicio y justicia en la tierra. Si Faraón se hubiera humillado y se hubiera conocido al Dios que le presentó Moisés, la historia del Éxodo habría sido completamente diferente. Faraón podría haber experimentado la misericordia de Dios en vez de sufrir las terribles plagas. Por encima de todo lo que tenemos que hacer hoy, hay un asunto primordial que no podemos olvidar, la importancia de seguir conociendo a nuestro Dios, aprendiendo a escuchar su voz y obedecer su voluntad.

En humildad, sigamos hoy hacia esta meta de conocer mejor a nuestro Dios, oyendo su voz y cumpliendo su voluntad. (David Bell)