«Aguarda a Jehová; Esfuérzate, y aliéntese tu corazón; Sí, espera a Jehová.» (Salmo 27:14)
Este salmo empieza con una afirmación de la confianza de David en Dios. David confiesa que Dios es su luz y su salvación (1). Pero conforme seguimos leyendo, notamos que el salmista está pasando por momentos difíciles, rodeado de enemigos, y todavía no ha visto la liberación de Dios. Mas cuando llega al final del himno, afirma que lo que sostiene su alma es su confianza de ver la bondad de Dios antes de morir (13). O sea, David no sabe cuándo intervendrá Dios, pero confía que sí le contestará en su tiempo. Por eso cierra el salmo con un “autoconsejo”, palabras dirigidas a su propio corazón. Es interesante notar las tres acciones que David receta para su propia alma. Aguarda (literalmente, espera), esfuérzate (mantente firme) y aliéntese tu corazón (cobra ánimo). La repetición del primero (“aguarda … sí, espera a Jehová”) indica que es realmente la fuente de las otras dos acciones. Si nosotros, como el salmista, esperamos confiadamente en las promesas de Dios, Él nos llenará de fuerza y ánimo para que podamos seguir confiando. Resulta que estas tres palabras forman un ciclo: cuando esperamos en fe, Dios nos da fuerza y ánimo para que podamos confiar aún más.
Nosotros también debemos adoptar esta mañana este muy buen “autoconsejo”. Sigamos confiando en Dios para que Él nos llene de fuerza y de ánimo. (David Bell)