Listen

Description

«Ahora pues, vosotros, con el concilio, requerid al tribuno que le traiga mañana ante vosotros, como que queréis indagar alguna cosa más cierta acerca de él; y nosotros estaremos listos para matarle antes que llegue.» (Hechos 23:15)

Veinte años habían pasado desde que los lideres religiosos de Jerusalén habían tramado el complot para intentar acabar con Jesús de Nazaret. Su aparente éxito se convirtió en fracaso tres días después cuando Jesús salió victorioso de la tumba. Ahora este nuevo grupo de líderes judíos se ve involucrado en otro plan para manipular las fuerzas militares de los Romanos y acabar con la vida del último apóstol de Jesús, Pablo. Aquí no hay pensamiento de las consecuencias de matar a un prisionero que no estaba condenado, las posibles represalias de los romanos o cómo afectaría tal acción las relaciones ya más allá de tensas entre el imperio y el estado judio. Buscan ciegamente liquidar al que es para ellos un problema. Pero las peores maquinaciones de los enemigos de Dios no pillan a Dios por sorpresa. Dios tenía al sobrino de Pablo presente para escuchar el complot e informar a los soldados. Cuando los lideres de los judíos pidieron el traslado del reo, lo consiguieron, pero ¡con una escolta de casi 500 hombres armados! Dios sabe deshacer los planes de pecadores.

Podemos andar confiados hoy que estamos seguros dentro de su voluntad hasta el momento en que nos llame a su presencia. Y en aquel momento, estaremos seguros eternamente. (David Bell)