Listen

Description

«Y no engañe ninguno a su prójimo, sino temed a vuestro Dios; porque yo soy Jehová vuestro Dios.» (Levítico 25:17)

El contexto de este mandamiento es la “venta” de propiedades en Israel. Para nosotros, es normal comprar o vender una propiedad, pero para los Israelistas la tierra prometida era la herencia de las familias dentro de cada tribu, así que no se debía vender. Lo que sí se podría vender era el uso de un terreno para la agricultura durante un período determinado de años. Así que, Dios les manda que tomen en cuenta el año de rescate cuando los terrenos volverían a su dueños originales. En base del tiempo que la persona podría usar el terreno debían poner un precio justo y no intentar engañar a sus hermanos, sacando más de lo que realmente valía el terreno. Creo que el pensamiento es lo suficiente claro, pero Dios añade una frase para resaltar el asunto principal, que deben temer a Jehová su Dios. En otras palabras, la persona que intenta engañar a su prójimo demuestra que no teme a Dios. También se puede afirmar lo opuesto. Si una persona realmente conoce a Dios, debe ser imposible que engañe o maltrate a su prójimo. Los dos grandes mandamientos que presenta Cristo están también interconectados así: debemos amar a Dios con todo nuestro ser y amar a nuestros prójimos como a nosotros mismos.

Si andamos hoy en el temor de Dios, conscientes de quién es nuestro Dios, se debe notar en nuestro trato con los que nos rodean. Que vean nuestra vida y glorifiquen a nuestro Padre que está en los cielos (Mateo 5:16). (David Bell)