«No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.» (Romanos 12:2)
Hay una fuerza en este mundo que afecta a cada uno de nosotros. Tal como vivimos bajo la influencia de la gravedad sin darnos cuenta, el apóstol aquí nos dice que todos estamos siendo conformados a este siglo. Lo más probable es que ni nos demos cuenta de esta influencia sobre nosotros, pero nuestra forma de pensar y actuar está siendo moldeada. El espíritu del siglo presente ejerce una influencia constante sobre nosotros, pero para los que estamos en Cristo, hay un nuevo proceso, contrario a lo que antes nos conformaba a este siglo. Dios quiere transformar o renovar nuestra mente. Cuando nos ponemos en las manos de Dios, lo que Pablo aquí llama nuestro servicio o culto racional, Dios inicia el proceso de renovar nuestra forma de pensar y actuar por medio del Espíritu Santo. El resultado de esta transformación es la oportunidad de comprobar o experimentar la voluntad de Dios, algo que cualquier hijo de Dios debe reconocer como bueno, agradable e incluso, perfecto. ¿Cómo renueva Dios nuestro entendimiento? La mayor herramienta que usa el Espíritu Santo de Dios en este proceso es la Palabra.
Por tanto, leámosla, meditemos en ella y llenemos nuestra mente con ella para que dejemos de estar conformados a este siglo y sigamos siendo transformados por la renovación de nuestro entendimiento. (David Bell)