Listen

Description

«En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor;» (Romanos 12:11)

El capítulo 12 de Romanos empieza con la exhortación de responder a nuestra salvación con nuestro «culto racional»: presentar nuestra vida a Dios como un sacrificio vivo, santo y agradable. Muchas veces cuando hablamos de servir a Dios, lo primero que viene a la mente es dedicarnos al servicio religioso, pero el primero tema que trata el apóstol dentro de este servicio a Dios es sencillamente el amor fraternal. Habla de un amor real, no fingido, así que obviamente este amor no siempre es fácil. A veces, incluso, requiere diligencia, un esfuerzo consciente para demostrar ese amor al prójimo. Nuestra tentación es más bien ser perezosos y amar sólo a los que nos es fácil amar. Pero como Cristo nos recordaba, el gran mandamiento es amar a Dios con todo nuestro ser y a nuestro prójimo, a todas las personas de nuestro entorno, como a nosotros mismos. La buena noticia es que tenemos al Espíritu Santo que mora en nosotros para producir su fruto espiritual. Por eso Pablo nos anima a estar “fervientes” en el Espíritu. La imagen es la del agua hirviendo, mostrando que el Espíritu Santo está detrás de ese amor fraternal. Éste es nuestro culto racional: servir al Señor al amar con diligencia a los que nos rodean.

Hoy, no importa donde estemos, podemos servir al Señor. Mostremos con diligencia el amor de Dios a los que nos rodean. (David Bell)