La posición de Pablo es entonces que la ley no nos puede salvar, ese nunca fue su propósito porque fue dada a pecadores; más bien, su propósito fue y sigue siendo revelarnos nuestra condición real (Pecadores) a efecto de mostrarnos que necesitamos ser salvos. Entonces, si la ley no hace su trabajo, nunca podríamos ver cuanto necesitamos de Cristo. Vivir alejados de la ley implica vivir negando la realidad de nuestra naturaleza de pecado, en otras palabras, necesitamos que la ley nos convenza de nuestro pecado antes de poder ver nuestra necesidad de la gracia de Dios a través de Cristo. En realidad, quien piensa que no es tan malo, lo que necesita es profundizar en la ley de Dios y permitirle a su palabra que le revele su condición, cuando eso suceda va a vivir en humildad, va a llorar más que de tristeza de agradecimiento por lo maravilloso que es nuestro salvador.