En todas las épocas de la historia humana han tenido los creyentes sus razones para avergonzarse del evangelio y por eso dice el apóstol: “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente y también al griego” (16), es decir que en lugar de sentirse motivado por el evangelio, se siente avergonzado. Este tema nos lleva a pensar que cosas pueden avergonzar a las sociedades de hoy.