En una casa de rancio abolengo, vivió a mediados del siglo XVII Don Bartolo el Segoviano, de quen no se explicaba su súbita prosperidad, y de quien se criticaban sus relaciones supuestamente incestuosas.
Pero eso sí, nadie se perdía la fiesta de su cumpleaños, en la cua brindaba por una fecha futura. Y esa fecha llegó.