Ahora consideradas como un espacio de esparcimiento, incluso como un mirador, los cerros de las mesitas tuvieron hace años una referencia siniestra.
Y es que dicen que por aquellos lares, se escondían unas brujas que durante el mes de octubre se dedicaban a raptar niños de brazos, para sacrificarlos.
Pero los lugareños, los vecinos de la Unión de San Antonio, supieron acabar con la maldición.