A una cuadra de la Parroquia de San Miguel, por la calle que corre paralela a la de la parroquia, sorprendentemente se salta un número.
Dicen que esa fue la casa de un consejero de la Inquisición. Y que dicho consejero fue asesinado de manera atroz: emparedado.
Ahora, dicen que su mirada se deja sentir entre aquellos que recorren la calle por la madrugada.