Ubicación:
•En los riscos de Mazatlán, cerca de la costa, con vista al mar Pacífico.
Se dice que el Diablo habita en la cueva. Quienes entran pueden perderse para siempre o regresar transformados. Incluso durante el Carnaval, varias personas han desaparecido tras seguir a un misterioso hombre vestido de negro. A veces se oyen risas, gritos y lamentos por las noches, acompañados de un olor a azufre que emana de su interior, señal típica de los portales al inframundo.