: Entre julio de 2010 y su captura días después, la policía filipina atribuyó a Mark Dizon una serie de asesinatos y robos en Angeles City, una ciudad marcada por la herencia del Clark Air Base y una fuerte presencia de expatriados. La pista decisiva —según autoridades y prensa— se habría encontrado en Facebook, donde testigos y familiares identificaron su rostro. Dizon se declaró inocente; el caso avanzó con lentitud judicial durante años. Esta es la crónica de su breve margen de impunidad, y de cómo una red social emergente se convirtió en un inesperado espejo de identidad.