Uno de los peores villanos de la época virreynal, Gelasio de Carabantes, creía que se podía salir con la suya siempre que mancillaba doncellas, atracaba señoras o asesinaba hidalgos. No dudó en matar a los integrantes del tribunal que tendría que juzgarlo por la muerte de una noble dama. Y nunca se imaginó que el tribunal de esos tres inocentes personajes asesinados lo perseguiría incluso después de que los había liquidado. Hay justicia en esta vida, aunque tenga que venir de la otra.