Adolfo de Jesús Constanzo y Sara Aldrete, cubano y mexicana respectivamente, construyeron una red criminal que combinó sus artes de seducción con los más horripilantes crímenes.
En un caso compuesto que conmocionó a un país entero, hacia 1989 se logró la captura de una banda que cometía asesinatos rituales relacionados con la practica de la santería. En la ignorancia cultural de las autoridades policiales de la época, se les dio por llamarles a los perpretadores "Los Narcosatánicos"