«Desde Dolores hasta Chihuahua, del Zócalo a los callejones, el eco del Grito sigue vivo. No solo en la memoria histórica, sino también en las sombras que recorren plazas, iglesias y celdas. Tal vez, la próxima vez que grites “¡Viva México!” y mires al cielo iluminado de fuegos artificiales, alguien más —un espectro de sotana blanca y mirada ardiente— grite contigo. Porque el espíritu de Hidalgo, dicen, aún vela por la nación que ayudó a despertar.»