A principios de año todos tenemos nuestras resoluciones y metas que queremos alcanzar.
Queremos triunfar, eso es lo que todos buscamos en la vida. Pero es necesario saber que, inevitablemente, vamos a fallar. Lo importante no es cómo caigamos sino la forma en la que nos levantamos y que sepamos que Dios nos ama sin importar los errores que cometamos.