Una de las infancias más extrañas narradas en la Biblia es sin duda la historia de Samuel, quién fue criado en el tabernáculo. Es imposible leer esta historia sin que aflore la intensa emoción que tuvo que llenar el corazón de ambos, tanto el de la madre como el del hijo, al acercarse cada año la fecha en que podían estar juntos. Y además, en contra de lo que hubiera sido lo normal, pues se crio rodeado de líderes religiosos corruptos, Dios le convirtió en un gigante espiritual. (EH38)