El famoso Premio Nadal de 1955 y referencia del realismo social, es en conjunto una metáfora, no solo de la sociedad española de posguerra, sino de la fugacidad de la vida. En esas dieciséis horas de ese caluroso día de agosto literario, uno se puede quedar un ratito en cualquier recodo de sus páginas a sentir el fluir del río heraclitano del Jarama.
El fragmento corresponde a uno de los momentos descriptivos del recorrido del SOL —verdadero cronómetro del avance del tiempo—, mientras lo cotidiano (con toda su oculta complejidad bajo la apariencia simple) transcurre en las orillas del río.