Enrique Camilo Dueñas Blanco era apenas un joven, mas, el heroísmo corría ardiente por sus venas.
A más de treinta años, este consolareño recuerda aún el olor a pólvora y el grito desesperado de la muerte, en la sangrienta batalla de Cangamba.
Esa epopeya formó parte de la Operación Carlota, misión militar de Cuba en apoyo a la liberación del pueblo angoleño.
Camilo no olvida ni un solo detalle de esa justa, en la que los cubanos pusieron a prueba su valentía y resistencia.
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