Tras el asesinato de su esposo José Eduin Legarda, el 16 de diciembre de 2008, la lideresa indígena Aída Quilcué Vivas enfrentó la lucha por la verdad sobre los responsables del hecho y la consiguió durante el proceso penal en el que fueron condenados un sargento viceprimero, un cabo tercero y cuatro soldados del batallón José Hilario López de Popayán.
Después de que la justicia la acusara de ser la responsable del homicidio y luego la absolviera, el Ministerio de Defensa y las Fuerzas Militares reconocieron su responsabilidad y le pidieron perdón en un acto de desagravio que ordenó en segunda instancia el Consejo de Estado el 2 de febrero de 2017. Aida reflexiona sobre la relación entre los pueblos indígenas y el Estado.