surge de vez en cuando, en la vida de todas las personas, una especie de incomodidad existencial, pueden estar en un buen momento económico, profesional y afectivo y aun así no sentirse cómodos, es una insatisfacción que proviene de las relaciones con los otros y con el tiempo espacio que se habita, pero que afecta más que el cuerpo al modo en que estamos en el mundo, como nos sentimos en él, de eso se sigue la pesadez corporal y la sensación de nausea ¿Qué hacer cuando se hace presente un malestar que no es físico pero al cual ni la psicología ni la psiquiatría tienen respuesta? Y no la tienen porque de sus prácticas no se sigue resolución alguna de la incomodidad, o porque incluso son ellas fuentes de dicha molestia, pues traen consigo la dolorosa carga de la idea del éxito personal, como tercera vía ante el desasosiego de la vida, se presenta la filosofía como terapia, es decir, disponer del pensamiento para afrontar el azar del vivir y el dolor que esto trae consigo, una práctica tan antigua como la misma filosofía pero relegada por la academia.