Escalofriantes las imágenes de Libia tras el paso del ciclón Daniel. Hay 9.000 desaparecidos y los muertos superan los 5.000 solo en la ciudad de Derna, arrasada por el agua de las lluvias, y de las dos presas que han colapsado. En Marruecos apareció el rey Mohamed VI, cuatro días después, visitando un hospital y donando sangre, mientras los equipos de rescate siguen evacuando víctimas. Pero la ventana de esperanza para hallar supervivientes se cierra. La Cruz Roja y la Media Luna Roja estima en unos 100 millones el coste de las necesidades más urgentes para los supervivientes. Marruecos y Libia son ejemplos de fenómenos extremos. En Europa ha habido otros no hace mucho: los incendios de Grecia, y las posteriores inundaciones en ese país, en Italia, o en España. Bruselas pide más recursos para lo que parece ser nuestra nueva normalidad. En un pueblo de Portugal lo que corría por las calles no era agua, no, era vino tinto. Más de dos millones de litros inundaron la localidad de Anadia tras la explosión de dos tanques en una bodega. Venecia ha aprobado un peaje turístico para gestionar sus 32 millones de visitantes al año insuficiente para salvarla del turismo de masas. Y como no, Taylor Swift se llevó los premios más codiciados de la gala de la MTV que premió a Shakira por su carrera.
