En junio de 1971, el Departamento Ejecutivo estableció el uso de bolsas de polietileno para el retiro de los residuos domiciliarios. El decreto, firmado por el intendente municipal Mario Monacelli Erquiaga, aludía a los "inconvenientes que ocasionaba el uso de depósitos abiertos en las veredas". Hacía hincapié, además, en la necesidad de mantener la higiene y la protección de la salud de vecinos y del personal que tenía a su cargo el transporte de la basura. "Es un significativo avance en materia de profilaxis", señaló el jefe comunal.
La modalidad entraría en vigencia el primer día de julio y se establecía un período de 90 días para una "progresiva adaptación". Vencido ese plazo, se sancionaría a quienes incumplieran lo ordenado.
A las pocas horas, se escucharon las primeras voces de oposición. Entidades de defensa del consumidor indicaron que la medida suponía una erogación mensual de 1.000 pesos, "afectando la economía de los hogares". Una encuesta radial permitió calificar de "apropiada" la medida, desde lo higiénico, e "inapropiada", desde lo económico. La Corporación del Comercio definió la decisión como "desacertada". Pocos días después, Monacelli advirtió a los comerciantes que se tendría un control sobre el precio de las bolsas.