Desde su introducción en Europa tras el descubrimiento de América, el tomate ha atravesado por numerosos cambios y transformaciones.Una evolución que aún no ha concluido gracias a iniciativas de mejora genética como las que se desarrollan bajo los invernaderos de empresas como la almeriense Agrinature Indálica, que busca hacer a las plantas más resistentes a las plagas, pero también mejorar su sabor que falta hace que el tomate vuelva a saber a tomate.
