Cuando fallece un ser querido podemos recordarle con sus fotos, vídeos o mensajes e incluso 'hablar' con él en nuestra mente, pero ¿y si fuera capaz de contestarnos?. No hay nada de sobrenatural en ello, sino una aplicación más de la inteligencia artificial (IA) no exenta de interrogantes éticos. Como si se tratara de desafiar a la muerte o de prometer algo parecido a la vida eterna, la industria digital de después de la muerte ofrece la posibilidad de crear avatares de los que ya no están.