Homilía en Santa Marta, 11 de abril de 2014
“El diablo existe también en el siglo XXI y debemos aprender del Evangelio cómo luchar” contra él para no caer en la trampa. Para hacerlo no hay que ser “ingenuos”, por ello se deben conocer sus estrategias para las tentaciones, que siempre tienen “tres características”: comienzan despacio, luego crecen por contagio y al final encuentran la forma para justificarse”.
El pecado de soberbia, querer ser el centro, desplazando a Dios. Adán y Eva. Orgullo.
Papa Francisco: “¿cómo hace el espíritu del mal para alejarnos del camino de Jesús con su tentación?”. La respuesta a este interrogante es decisiva. “La tentación del demonio -explicó el Pontífice- tiene tres características y nosotros debemos conocerlas para no caer en las trampas”. Ante todo “la tentación comienza levemente pero crece, siempre crece”. Luego “contagia a otro”: se “transmite a otro, trata de ser comunitaria”. Y “al final, para tranquilizar el alma, se justifica”. De este modo las características de la tentación se expresan en tres palabras: “crece, se contagia y se justifica”.