Cuando Agis se enteró de los cambios que habían tenido lugar en Esparta durante su ausencia, volvió rápido a casa. Al llegar a la ciudad, se encontró con que el partido de los ricos estaba tan crecido que no podía oponérseles, e incluso se vio obligado a refugiarse en un templo, como habían hecho Leónidas y Cleómbroto.
Su mujer, Agiatis, obligada por una enfermedad a permanecer en casa, no podía mostrarle su amor siguiéndolo hasta el templo, pero unos cuantos amigos leales fueron con él para hacer guardia. Su vigilancia era necesaria, pues Agis se iba cada noche del templo a bañarse.
🏺 «La historia de los griegos»: https://pacus.es/griegos
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Fuente: «La historia de los griegos», de Hélène Adeline Guerber, disponible en https://academialatin.com/cultura-griega/historia-griegos-guerber/