Entre los atletas cuyas estatuas podían verse en Olimpia estaba la de Milón, un hombre de Crotona, una de las colonias griegas en Italia. Este hombre era de una fuerza extraordinaria, y podía levantar enormes pesos. Para desarrollar sus músculos y hacerse fuerte, se había entrenado desde niño, y había practicado llevando cargas hasta que pudo levantar más que cualquier otro hombre de su tiempo.
Se dice que era tan meticuloso en sus esfuerzos de ganar fuerza que todos los días cargaba un becerro y aumentaba la distancia gradualmente. Conforme el becerro crecía, Milón se hacía más fuerte, y sus músculos llegaron a ser tan poderosos que podía cargar al animal con facilidad cuando ya se había hecho un buey.
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Fuente: «La historia de los griegos», de Hélène Adeline Guerber, disponible en https://academialatin.com/cultura-griega/historia-griegos-guerber/