Darío estaba muy ocupado preparando este segundo ejército para marchar contra Grecia. Mientras los hombres se entrenaban, envió dos mensajeros a las ciudades e islas griegas, ordenando que se rindieran y que les hiciera entrega de tierra y agua.
Al pedir «tierra y agua», Darío se refería a que lo reconocieran como su rey y señor de todas las tierras y navíos. Los habitantes de muchas de las islas y ciudades se asustaron tanto por los mensajes enviados por el gran rey que obedecieron humildemente; pero, cuando los mensajeros llegaron a Esparta y Atenas, se encontraron con algo totalmente diferente.
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Fuente: «La historia de los griegos», de Hélène Adeline Guerber, disponible en https://academialatin.com/cultura-griega/historia-griegos-guerber/