Mientras los persas se encontraban sin saber qué hacer, un pastor griego, Efialtes, se metió en su campamento y, como el vil traidor que era, ofreció mostrarles un camino alternativo hacia Grecia si le pagaban bien. Este hombre fue llevado a la tienda de un general persa, donde explicó que podía llevar a un contingente de persas por las montañas con facilidad.
Por un sendero conocido solo para los griegos, era posible no solo cruzar las montañas, sino también bajar sobre el pequeño ejército griego que custodiaba el paso de las Termópilas.
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Fuente: «La historia de los griegos», de Hélène Adeline Guerber, disponible en https://academialatin.com/cultura-griega/historia-griegos-guerber/