Tarquino era tan cruel y tiránico que los romanos lo temían y lo odiaban a partes iguales. Les habría encantado librarse de él, pero estaban esperando que apareciera el líder apropiado para la ocasión.
Durante el asedio de la ciudad de Ardea, los hijos del rey y sus primos, incluyendo un tal Colatino, comenzaron a discutir acerca de los méritos de sus esposas. Cada uno de ellos presumía de que la suya era la mejor, por lo que, para llegar a un acuerdo, decidieron irse del campamento y visitar cada una de sus casas para ver qué hacían sus mujeres cuando ellos no estaban.
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Fuente: «La historia de los romanos», de Hélène Adeline Guerber, disponible en https://academialatin.com/cultura-romana/historia-romanos-guerber/
