Es una lástima que no todos los romanos fueran tan buenos, sencillos y altruistas como Cincinato, pero el hecho es que hubo muchos de ellos que solo pensaban en sí mismos y no les preocupaba lo que les pasara a los demás. Los patricios en particular estaban muy inclinados a gloriarse de su posición y riqueza y a mostrarse altivos y crueles.
Como oprimían a sus vecinos más pobres, los plebeyos estaban cada vez más descontentos, hasta que el senado vio que iban a rebelarse otra vez si no se hacía algo rápido para apaciguarlos. Ya no tenían a un Menenio para calmar a los plebeyos, y los senadores recordaban lo inútil de sus largos discursos en el pasado.
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Fuente: «La historia de los romanos», de Hélène Adeline Guerber, disponible en https://academialatin.com/cultura-romana/historia-romanos-guerber/
