Los romanos iban al circo con tanta frecuencia que día a día se iban haciendo más crueles y sanguinarios, y por lo general eran bastante duros con sus esclavos. La mayoría de ellos iban mal vestidos y estaban mal alimentados, pero tenían que trabajar mucho. Si desobedecían, los azotaban, pero, por mucho que hicieran, era raro que los recompensaran o los liberaran.
Sin embargo, los propios ciudadanos romanos podían hacer prácticamente cualquier cosa que les viniese en gana. Cuando eran llevados a juicio por algún crimen, solían recibir un buen trato, mientras que los esclavos o cualquiera que no fuera ciudadano romano eran tratados con gran severidad por los mismos crímenes.
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Fuente: «La historia de los romanos», de Hélène Adeline Guerber, disponible en https://academialatin.com/cultura-romana/historia-romanos-guerber/
