Con los belicosos romanos, el final de una guerra era normalmente la señal del comienzo de otra. Así pues, en cuanto terminó la guerra social, enviaron un ejército contra Mitrídates, el rey oriental más poderoso del momento.
Mario había estado preparándose para la guerra y esperaba estar al mando como general; pero, para su gran decepción, el mando se lo dieron a su rival, Sila. Entonces, Mario comenzó a hacer todo lo que estaba en su mano para que mandaran regresar a Sila. Sus esfuerzos no fueron en vano, pues los romanos no tardaron en enviar órdenes a Sila para que volviera a Roma, y le dieron el mando del ejército a Mario en su lugar.
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Fuente: «La historia de los romanos», de Hélène Adeline Guerber, disponible en https://academialatin.com/cultura-romana/historia-romanos-guerber/
