El malvado Domiciano fue sucedido por Nerva, un hombre bueno, sabio y generoso, que hizo todo lo que pudo por reparar los males que Domiciano había causado y para ayudar a los romanos a mejorar su vida.
Sin embargo, Nerva era ya demasiado mayor como para reinar demasiado, por lo que tras dos años sintió que su fin estaba cerca. Como sabía que los romanos serían más felices en manos de un buen hombre, eligió a Trajano como sucesor.
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Fuente: «La historia de los romanos», de Hélène Adeline Guerber, disponible en https://academialatin.com/cultura-romana/historia-romanos-guerber/