Oscar Schmidt, sin pisar siquiera la NBA, definió mucho de lo que esta es actualmente, sobre todo lo que significa ser extranjero. "Mano santa" fue un fenómeno a nivel mundial que prefirió jugar para su país en los olímpicos que ingresar a las filas de la Asociación aún teniendo todas las capacidades para medirse de tú a tú con cualquier grande la liga. Representó como nadie el amor por el básquetbol y por su camiseta. En el programa de Extranjeros, además de poner en riesgo su amistad de casi 30 años con Checo, David nos trae a el líder anotador del baloncesto mundial y a quizá el mejor jugador que jamás jugó en la liga: el gran What If de la historia.