Ahora todos dormían, excepto Beowulf. Entonces, de entre la tenebrosa niebla que cubría el páramo salió el monstruo. Entró directo al salón, aguijoneado con terrible cólera. Reventó los pernos y barrotes con apenas un golpe, y al momento se plantó en medio del salón.
En la oscuridad, los ojos de Grendel centelleaban como llamas. Se reía a carcajadas, como un demonio salvaje, mientras contemplaba a los guerreros dormidos. ¡Esa noche sí que le aguardaba un tremendo banquete! Y antes de que llegara la luz del día, no tenía intención de dejar a ninguno de ellos con vida. Con esos pensamientos seguía riéndose bien fuerte.
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📚 Fuente: https://humanistasenlared.com/libro/leyenda-beowulf-marshall-paco-alvarez/
