El pasado 20 de abril salieron a manifestarse los ciudadanos de Canarias en las ocho islas del archipiélago y en diferentes ciudades europeas. Convocados por 17 colectivos y bajo el grito de «Canarias tiene un límite», los ciudadanos pedían un cambio del modelo turístico. Se quejan del impacto medioambiental y social que tiene recibir casi 20 millones de turistas (cifras de 2023) para una población que ronda los 2,2 millones. «Hay problemas de vertidos de aguas fecales, colapso del tráfico y falta de inversión en servicios esenciales de sanidad y educación porque todo se invierte en el turismo. Además, a pesar de que el sector servicios aporta el 35% al PIB canario, hay precariedad laboral y los índices de pobreza y exclusión social son elevados (un 36% según los últimos informes). El modelo de turismo de los años 60 ya no vale; estamos viviendo una situación de colapso», comenta Anne Anne Striewe, directora general de la Fundación canarina, dedicada a la protección del medio ambiente.