Música con inteligencia artificial: OpenAI prepara su nueva herramienta musical de IA para competir con Suno y Udio. OpenAI lanza herramienta para crear música desde texto y voz. Ética, arte y negocio se cruzan en la nueva era sonora.
Por Félix Riaño @LocutorCo
Te invito a seguir escuchando Flash Diario para conocer cómo sigue esta historia.
OpenAI trabaja en una herramienta generativa de música capaz de crear acompañamientos, melodías y bandas sonoras a partir de texto y voz, en alianza con estudiantes de Juilliard.
La inteligencia artificial entra a una nueva etapa: la música. OpenAI está desarrollando una herramienta que promete generar música desde texto, audio o ambos. Según varios reportes, el proyecto combina la capacidad de entender lenguaje natural con entrenamiento musical avanzado. OpenAI busca que cualquiera pueda crear una pieza sonora, desde una base para un video de TikTok hasta una composición completa. Para entrenar el modelo, colabora con estudiantes de la prestigiosa Juilliard School de Nueva York, quienes anotan partituras y ejemplos musicales para enseñar ritmo, melodía y armonía al sistema. Este avance llega en medio de disputas legales que involucran a otras empresas de música generada por IA, como Suno y Udio. La pregunta es inevitable: ¿esta vez la IA va a sonar bien y sin problemas legales?
La novedad no es el sonido, es la ética detrás del ritmo.
La noticia viene de The Information y fue confirmada por medios como TechCrunch y PCMag. OpenAI está probando un sistema de creación musical basado en texto, capaz de generar acordes, ritmos y melodías según las instrucciones del usuario. Si escribes “melodía tranquila con piano y percusión suave”, la IA puede crear una pista completa que encaje con esa descripción.
Lo interesante es el entrenamiento. En lugar de usar solo archivos de audio sueltos, OpenAI trabaja con partituras anotadas por estudiantes de Juilliard. Es un paso importante, porque permite enseñar a la máquina cómo está estructurada la música desde la teoría, no solo desde el sonido. Así, el modelo aprende compases, progresiones armónicas y cómo construir una canción con sentido.
La herramienta no tiene nombre oficial ni fecha de lanzamiento. Pero su desarrollo marca el regreso de OpenAI al terreno musical, después de Jukebox, su experimento de 2020 que generaba canciones en estilos como reggae o blues. Ahora, la empresa apunta a integrar música en sus otras plataformas, como ChatGPT o el creador de video Sora.
La parte más compleja no está en los algoritmos, sino en los derechos. Las herramientas de música generada por IA ya han provocado reacciones fuertes en la industria. Suno, uno de los líderes del sector, enfrenta demandas de las tres mayores discográficas del mundo: Universal Music, Sony y Warner.Los sellos lo acusan de usar grabaciones protegidas por derechos de autor para entrenar sus modelos. Según los documentos judiciales, Suno habría empleado técnicas de “stream-ripping”, es decir, la descarga ilegal de canciones desde YouTube, rompiendo las protecciones del sistema.
La empresa se defiende diciendo que su uso entra dentro del concepto de “uso justo”, pero los abogados de las discográficas argumentan que la obtención del material fue ilegal, lo que invalida esa defensa.
Mientras tanto, OpenAI observa ese escenario con atención. Si quiere lanzar su herramienta sin conflictos, necesita asegurar que su base de datos esté limpia y autorizada. De lo contrario, podría repetir la historia de Suno.
El problema es de fondo: ¿cómo se define la creatividad cuando una máquina puede generar música inspirada en miles de artistas humanos? ¿Quién es el autor de una canción creada por IA?
Hay empresas que ya encontraron un camino más seguro. ElevenLabs, conocida por sus voces artificiales, lanzó Eleven Music con acuerdos de licencia con la red de sellos independientes Merlin y la editorial Kobalt. Además, recibió inversión directa de NVIDIA para mejorar la calidad del audio.
Estos acuerdos garantizan que los creadores humanos reciban compensación cuando sus obras se usan en el entrenamiento de la IA. Ese modelo podría servirle a OpenAI. Si adopta acuerdos similares, sus usuarios podrán generar música sin miedo a infracciones.
Además, OpenAI tiene experiencia en integrar herramientas creativas dentro de su ecosistema. Si combina la generación de video de Sora con esta nueva herramienta musical, podríamos ver videos completos con música original creada en segundos.
El beneficio sería enorme para creadores de contenido, músicos independientes y estudios de animación que necesitan sonido original sin pagar licencias complicadas. A la vez, se abriría un espacio para artistas que quieran colaborar con la IA, convirtiéndola en una compañera creativa, no en una rival.
Y si logra establecer reglas claras, OpenAI puede convertirse en el nuevo estándar de la música generada con responsabilidad.
La historia de la música y la tecnología ha tenido muchos puntos de inflexión. La llegada del sintetizador en los años setenta, el sampler en los ochenta, y el software de producción en los dos mil cambiaron cómo se componía. Ahora, la IA es el siguiente salto.
Suno asegura tener más de 12 millones de usuarios y generar más de 100 millones de dólares anuales. Udio, su principal competidor, también enfrenta una demanda colectiva. Ambas empresas se amparan en la doctrina del “uso justo”, mientras los tribunales estudian si eso aplica a los datos musicales.
OpenAI podría aprender de esos errores. Al trabajar con Juilliard, apuesta por una base de datos académica y transparente. Eso la separa del resto. Su enfoque busca enseñar a la IA desde la partitura, no desde la piratería.
Los expertos creen que esta decisión es estratégica. Además de evitar demandas, mejora la calidad. Un modelo que entiende cómo funciona la armonía puede crear música más coherente, con melodías que se repiten y evolucionan, y con finales que suenan intencionados.
La IA musical ya no es una curiosidad. Es una nueva industria. Y las empresas que la lideren, si actúan con ética, pueden transformar el futuro del entretenimiento y del trabajo creativo.🪘 Resumen final y recomendación (60 palabras)OpenAI prepara una herramienta musical generativa que puede cambiar cómo creamos sonido en videos, pódcasts y canciones. Su enfoque académico busca evitar errores legales y mejorar la calidad musical. ¿Será el inicio de una nueva forma de componer?
📚 Bibliografía (con enlaces activos)