El nombre de la capital proviene de un pastor llamado Bucur, que en rumano significa “alegre”, es por eso que el nombre de la capital rumana puede ser entendido como “ciudad de la alegría”. Considerada por algunos como la París del Este, Bucarest creció mucho durante el siglo XIX y se transformó en un importante centro social y cultural. Gran parte de ese proceso puede verse en su arquitectura y en el rico ambiente cultural que impregna toda la ciudad.
En esta postal viajamos en el metro (Línea M1) y disfrutamos de una fiesta en un conocido local del casco viejo de la ciudad.