Después de observar el desemepeño de Xóchitl Gálvez a lo largo de estos meses, y particularmente en el más reciente debate, podemos darnos cuenta que la campaña de la candidata empieza a parecer una tragicomedia. Las apariciones públicas de Xóchitl se han caracterizado por una sucesión de tropiezos, y no ha sido capaz de proyectar un mensaje coherente.