Nosotros almacenamos las cosas por una razón. Viene un tiempo cuando nosotros necesitamos recurrir a lo que hemos guardado para sostenernos cuando estamos en necesidad. Conociendo las profecías sobre el sacrificio del Mesías, María hubiera sido consciente de que su precioso hijo algún día iba a experimentar un increíble sufrimiento. Cuando ella estaba parada delante de la cruz en el momento que su Hijo fue crucificado, María habría tenido que ensayar cada recuerdo que ella tenía de la fidelidad de Dios para poder continuar creyendo en la promesa de la resurrección de Jesús.