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Lectura del libro de Isaías 65, 17-21
Salmo 29,2.4.5-6.11-12a.13b
Evangelio según san Juan 4, 43-54  narra la curación del hijo de un funcionario real por Jesús. Aquí hay una interpretación teológica y espiritual del texto:
Contexto Teológico: Este pasaje sigue a la conversación de Jesús con la mujer samaritana en el pozo, donde Jesús revela su identidad como el Mesías. Después de esta experiencia, Jesús llega a Galilea, y es recibido con entusiasmo debido a las señales milagrosas que había realizado en Jerusalén durante la fiesta. Sin embargo, el pasaje destaca la advertencia de Jesús sobre la búsqueda de señales milagrosas como la base principal para la fe.
Versículos 48-50: "Entonces Jesús le dijo: 'Si no veis señales y prodigios, no creeréis'. El oficial del rey le dijo: 'Señor, desciende antes que mi hijo muera'. Jesús le dijo: 'Vete, tu hijo vive'. Y el hombre creyó la palabra que Jesús le dijo, y se fue." Aquí, la propuesta teológica es que la fe no debe depender exclusivamente de señales y milagros, sino que debe fundamentarse en la palabra de Jesús. La respuesta de Jesús al oficial del rey subraya que la verdadera fe va más allá de la búsqueda de milagros espectaculares y se basa en la confianza en la palabra de Cristo. Versículos 51-53: "Y descendió, y mientras descendía, sus siervos salieron a recibirle, y le dieron nuevas, diciendo: 'Tu hijo vive'. Él les preguntó a qué hora había comenzado a mejorar. Y le dijeron: 'Ayer a las siete le dejó la fiebre'. El padre entonces entendió que aquella era la hora en que Jesús le había dicho: 'Tu hijo vive'; y creyó él con toda su casa." Este segmento destaca la conexión entre la palabra de Jesús y la curación del hijo del oficial. La curación ocurre en el momento exacto en que Jesús pronunció las palabras de vida. La propuesta teológica es que la palabra de Jesús tiene el poder de transformar situaciones desesperadas y traer vida.
Versículo 54: "Esta segunda señal volvió Jesús a hacer, cuando vino de Judea a Galilea." El Evangelio de Juan destaca este episodio como la segunda señal milagrosa realizada por Jesús en Galilea. Más allá del milagro en sí, la propuesta teológica es que estos signos apuntan a la identidad de Jesús como el Mesías, el Hijo de Dios, y a la importancia de creer en él más allá de las señales milagrosas. En el aspecto espiritual, este pasaje nos invita a confiar en la palabra de Jesús y a basar nuestra fe en su enseñanza más que en la búsqueda constante de señales extraordinarias. La fe genuina va de la mano con la confianza en la palabra de Cristo y su capacidad para transformar nuestras vidas.