Imagina este escenario, una pareja normal y tranquila un lunes cualquiera, ya al final del día la mujer está en sus quehaceres, y el hombre llega del trabajo, saluda a su esposa y se va a tomar una ducha, cuando termina va a ver que hay de comer, cena y se va a acostar, ahora bien este escenario se repite el martes, el miércoles y el jueves, pero resulta que el viernes empiezan a existir ciertos cambios, algunos muy sutiles, otros no tanto, al llegar a casa no solo saluda a la esposa, también le da un gran abrazo, cuando sale de darse la ducha y antes de preguntar que hay para cenar le agarra una nalga o una teta, obviamente con sentido de morbosear a la pareja, y hacerlo no necesariamente tiene algo de malo, al contrario, quiere decir que aún desea a su pareja, pero el inconveniente en esa situación es que hubo un total distanciamiento afectivo durante la semana, donde él, la trataba a ella más como un compañero de trabajo, pero ya está dando indicios claros de que esta noche la va a buscar sexualmente hablando, porque resulta que mientras él ya está preparado total y absolutamente para el encuentro sexual, ella no solo no está preparada, es que no se ha enterado de que viene el encuentro, y esto que te retrato es el día a día de las relaciones de pareja, donde sexualmente van en dos carriles totalmente distintos, y es precisamente lo que quiero conversar con ustedes el día de hoy.